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First flew: 1972
0690 Armada Argentina, 1972
Características:
- 4-G-84 Escuadrilla Aeronaval de Propósitos Generales, EAN 4 (EAPG) 1972
- 6-G-84 Escuadrilla Aeronaval de Propósitos Generales, EAN 6 (EAPG) 1982
- 6-G-84 Escuadrilla Aeronaval de Exploración (EA6E) 11.2.1983
-Cortar combustible al motor derecho.
-Cortar aceite al motor derecho.
-Cortar energía al motor derecho.
-Cortar motor (apagarlo)
-Accionar extintor motor derecho.
-Comunicar a la torre de control la emergencia y solicitar prioridad para el aterrizaje.
-Torre de control aquí Seis Golf Ocho Cuatro, emergencia real, repito, emergencia real, tenemos incendio en el motor derecho, solicitamos prioridad para el aterrizaje, despejar la pista para aterrizaje de emergencia, bomberos y ambulancia de inmediato.
….. (nadie contesta…)
-Repita la emergencia Herrera, dijo el comandante Parisey.
Y otra vez a modular mejor la comunicación, mantener la calma y repetir otra vez la comunicación:
- Torre de control aquí Seis Golf Ocho Cuatro, emergencia real, repito, emergencia real, tenemos incendio en el motor derecho, solicitamos prioridad para el aterrizaje, despejar la pista, bomberos y ambulancia de inmediato.
No hubo respuesta de la torre de control. Sólo silencio. No tuvimos alternativas, el comandante tomó la decisión y fuimos derecho al aterrizaje, que sea lo que Dios quiera.
Cuando se vuela con un solo motor, el vuelo parece en cámara lenta. El aeropuerto se lo ve a lo lejos, estamos detenidos en un mismo lugar, flotando en el aire con un avión en llamas. Todo transcurre muy lentamente, mirando cómo el fuego se va agrandando y consumiendo el motor derecho con lenguas de fuego cada vez más grandes. Motor y aceite caliente, más el combustible, era la situación ideal para una mañana de fuegos artificiales en el cielo de Trelew.
En ese vuelo lento, la mente se empieza a llenar de imágenes, mis padres, mis hermanas, mi hermano, mi novia, mis amigos, mis temas pendientes. No hubo tiempo para despedidas pensaba. Me hubiera gustado despedirme, ¿llegaremos a aterrizar, no llegaremos?, No tenemos paracaídas, no hay alternativas, tenemos que aterrizar. ¿Cuál será nuestro destino? Cuántas cosas me faltan por vivir en mis apenas 27 años.
Aterrizamos con el avión en llamas, quisimos frenarlo y salir del avión (el avión tiene frenos independientes, pedal derecho frena la rueda derecha, pedal izquierdo frena la rueda izquierda), pero el fuego había consumido la goma que llevaba el fluido hidráulico a la rueda derecha, no tuvimos freno en esa rueda, por lo cual sólo frenó la rueda izquierda, el avión hizo una cupla al sólo frenar la rueda izquierda, giró su dirección hacia la izquierda de la pista. El comandante al instante soltó los frenos y dijo: Dejemos que corra fuera de la pista y así también liberamos la pista para no dejarla inhabilitada. El entrenamiento permite pensar y tomar decisiones difíciles en momentos extremos en apenas segundos que marcan la diferencia entre vivir y morir. Nos fuimos de la pista de aterrizaje al desierto de Trelew, a mucha velocidad, parecía nunca detenerse, hasta que finalmente el avión detuvo su loca carrera, pero las llamas no se detuvieron. El mecánico Fabián Rueda abrió la puerta, el comandante dijo: salgamos de acá rápido porque esto vuela en cualquier momento. Dejen todo.
Salió primero el mecánico, luego yo, luego el comandante. Ese era el procedimiento y orden de evacuación. Cuando hay disciplina y procedimientos, todo es más fácil, porque el entrenamiento se transforma en hábito, y los hábitos son precisamente para que nuestra mente gaste menos energía al tener que tomar decisiones. La mente en modo supervivencia, manda energía y adrenalina a todos los órganos para sobrevivir. Corrimos 60 metros aproximadamente, y sentimos la explosión a nuestras espaldas. Nos dimos vuelta y el avión estaba suspendido en el aire. La explosión lo despegó un par de metros del piso.
Empezamos a escuchar el sonido de las sirenas de los bomberos. A los lejos se veía el hangar de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, desde donde habíamos partido esa mañana. Los bomberos empezaron a hacer su trabajo con espuma y agua, no pudieron salvar al Seis Golf Ocho Cuatro, pero ese avión ya nos había salvado a nosotros. Fuimos caminando hasta el hangar a reencontrarnos con nuestros camaradas, estábamos pálidos, nadie hablaba. Estuvimos muy cerca de no compartir esta historia.
Los que tenemos fe y confiamos en Dios, a lo largo de la vida tenemos señales. Muchas veces pensé que ese día sólo fue suerte. Sin embargo, hoy siento que cada persona tiene una misión en la vida y tenemos que encontrar el propósito y la misión que cada uno tiene, para actuar en consecuencia. No debiera ser necesario, tener un avión en llamas a mil metros de altura, para dar gracias a Dios por la vida o porque se me concedió una nueva oportunidad para cumplir mi misión. Mi consejo a todos es: No esperes a tener un avión en llamas para darle importancia a las imágenes familiares, si es que la familia la consideras importante. No esperes a tener el avión en llamas para recordar a tus amigos, si es que tus amigos son importantes en tu vida. Celebrar la vida no parece tan difícil, es tomar conciencia, que sólo es agradecer por tener visión, oídos, salud, familia, trabajo, amor. Parece tan simple … No sabemos cuando será nuestro último vuelo, lo importante es dejar nuestro legado en este mundo, ese será el motivo por el cual más nos van a recordar, no por cuanto dinero juntamos en nuestra vida, sino por cuanta ayuda brindamos a las personas que se cruzaron en nuestro recorrido por la vida.
Hace varios años atrás, siendo Gerente de Prudential Finantial, hicimos un seguro de vida a un sobreviviente del accidente de LAPA. Siete años después de ese accidente aéreo, esta persona fallece en un accidente automovilístico. Su viuda, con gran optimismo cuando se le pagó el beneficio de indemnización por fallecimiento de su esposo, nos dijo: "Le agradezco a Dios que me haya dejado al gordo unos años más para ayudarme a terminar de educar y criar a nuestros hijos, y disfrutarlo unos años más, pero es evidente que el gordo ya tenia el boleto picado y estaba viviendo tiempo suplementario".
Cada 6 de marzo, lo recuerdo, no como un día más. Es un día de reflexión, pongo los pies sobre la tierra, miro el pasado con orgullo, vivo intensamente el presente, para mirar el horizonte, el futuro, teniendo un rumbo, con el mismo espíritu de servicio y sacrificio, celebrando la vida, viviendo el tiempo suplementario que todos tenemos por delante.
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